Hay muchas razones para odiar los domingos. Cuando vivía en México los domingos eran los días en que acompañaba a mi padre al mercado sobre ruedas de la colonia para comprar los víveres de la semana –en realidad eso me gustaba: los colores, los ruidos, los olores (no siempre agradables) del mercado son parte de los recuerdos de mi infancia. Sin embargo, siempre detesté los domingos futboleros, las reuniones familiares domingueras, las películas aburridas que pasaban en la televisión y sobre todo la idea de irse temprano a la cama para iniciar con bríos la nueva semana ¡Guácala!
La película que el día de hoy acompañará mis cervezas será The Marriage Of Maria Braun (Die Ehe der Maria Braun) de Rainer Werner Fassbinder. A ver qué pasa. Ojalá que el alcohol y la película me ayuden a quitarme de la cabeza la idea de que mañana hay que trabajar.